Ana de Armas. La mujer más bella del mundoTras triunfar en España con la serie El Internado, esta cubana de 23 años ha decidido probar suerte e irse a vivir a Nueva York. Quiere demostrarle al mundo hasta dónde es capaz de llegar.
Ana está acostumbrada a tomar decisiones arriesgadas. Lo hizo en 2005 cuando dejó su Cuba natal y se vino a España para triunfar como actriz. Y lo vuelve a hacer ahora yéndose a Nueva York a estudiar inglés y a probar suerte en el competitivo mercado americano. Antes de irse habló en exclusiva para Glamour sobre la nueva vida que le espera.
De esta decisión intuyo que has dejado El Internado. ¿Qué motivos te han llevado a ello?
Es una decisión que tomé porque el cuerpo me lo pedía, han sido tres años haciendo lo mismo y a mí la rutina no me gusta. Como actriz quiero hacer personajes nuevos, que no tengan nada que ver entre ellos. Siempre lo digo: soy una mujer ambiciosa, no tengo límites en mi cabeza. Quiero hacer y hacer, al menos intentarlo.
Y te vas a Nueva York.
Sí, me marcho una temporada a vivir y también voy a estar estudiando inglés a conciencia.
¿Tienes algún proyecto ya?
No, de momento sólo una película basada en una novela de García Márquez que se llama Memoria de mis putas tristes, que se rodaría en México pero aún está a la espera. En estos momentos lo que más me apetece es estudiar, todavía no quiere comenzar a meterme en proyectos en inglés cuando no lo hablo tan bien como debería. Eso me hace sentirme un poco insegura, y ya que he dado este paso tan importante quiero hacerlo bien. Para que me salga algo mediocre no lo hago, tengo prisa… ¡Pero no tanta! Soy muy joven.
¿Cómo es la Ana de Armas de hoy con respecto a la que llegó a España hace tres años?
Cuando llegué era mucho más joven que ahora y por lo tanto más ingenua. Cualquier cosa me sorprendía, me deslumbraba… era más fácil engañarme. Ahora me acuerdo mucho de mi padre. Soy más desconfiada, en el sentido de que soy más exigente: sé lo que quiero y lo que no quiero. Y, como estoy sola, no me queda otra que confiar en mi instinto. También te digo que con 23 años ser famosa, que todo el mundo te conozca… puede hacer que lo estropees con más facilidad. Y yo no quiero que eso me ocurra a mí.
¿Cómo se consigue tener los pies en la tierra?
Si sabes lo que quieres puedes seguir un camino y no desviarte. Aunque es cierto que la vida te pone condiciones duras, surgen tentaciones… espero que a mí no me pase nunca, es importante tener a alguien que te ayude y te asesore.
En tu caso, ¿quién es esa persona?
Además de mi familia, a la que llamo y consulto todo, mi representante y todo el equipo han sido y son una familia para mí. Ten en cuenta que cuando llegué no conocía a nadie y ellos han sabido guiarme siempre por el buen camino. Han dado prioridad a lo que yo quería.
Ana, ¿eres una mujer de principios?
¡Por supuesto! Valentía, coraje, sinceridad… soy una mujer positiva; sin eso, no podría haber hecho nada de lo que he conseguido hasta este momento. ¡Y tengo mucho sentido del humor!
¿Qué es lo peor de la fama? En poco tiempo te has convertido en un personaje público muy conocido…
Cuando no respetan mi intimidad o cuando me sacan en revistas de cotilleo sin permiso. Estas cosas deberían cambiar en España, es una falta de respeto. En lugar de ponernos bien, de ayudarnos, es todo lo contrario: se burlan, nos machacan… No me gusta nada el morbo que pretenden dar estas revistas, ¡y cada vez hay más!
¿Cómo llevas lo de ser una mujer tan sexy?
¡Es que yo no me veo sexy! Me veo en todo caso sensual, riquiña… no soy una mujer explosiva; en mi vida normal paso desapercibida.
¿Hasta qué punto el físico te ayuda en tu carrera?
Eso me pregunto yo (risas). El gusto es muy personal, yo veo actrices que a mí no me parecen nada del otro mundo y, en cambio, a la gente le vuelve loca. Pienso que el físico está sobrevalorado, y más en el sexo femenino, parece una prioridad para todo y eso no debería ser así.
Es fácil decirlo cuando se tiene una belleza como la de Ana de Armas y, lo que es más importante, la capacidad para seducir dentro y fuera de la pantalla. Lo lleva en la sangre, junto con sus genes cubanos.
¿Cuál es ese papel con el que sueñas?
Lo que tengo claro es que no quiero volver a interpretar papeles de lolita, de adolescente. Me gustaría hacer una película en la que no haya nada de sexo ni desnudos, donde pueda sacar ante una cámara lo mejor de mí como actriz.
¿Te consideras una mujer romántica?
Mucho. Cuando he tenido pareja, alguna sorpresa sí me ha dado… aunque prefiero que me sorprendan todos los días o sorprender yo.
Ana, ¿qué cualidades y bondades debe tener un hombre para llegar a enamorarte?
Ante todo, que sea talentoso en lo que haga. Si es médico, que sea el mejor; si es músico, igual… porque al final si va a ser mi pareja me gustaría que hubieses un intercambio de ideas, y que esté ocupado. ¡Vagos no quiero ni de lejos! (Risas). Y muy masculino, un hombre de verdad, que sea pícaro, que sepa enganchar y conquistar a una mujer.
¿Estarías dispuesta a renunciar a algo por amor?
A todo. Bueno… a mi carrera no. Pero al resto sí, seré feliz el día que forme una familia.
¿Te gustaría tener hijos?
Sí, me encantaría tener muchos niños.
Aunque hoy no es fácil ser madre y trabajar al mismo tiempo, ¿no crees?
Sí, es verdad, pero eso lo pensamos en los países en los que vivimos muy bien, cuanto más tenemos más queremos. Somos egoístas. Por ejemplo, en Cuba hay gente que no tiene medios económicos y en cambio los ves con sus hijos tan felices, no tendrán miles de juguetes, pero son felices. Lo primero es encontrar con quién, ¿no crees?
Los básicos de Ana
La actriz reconoce que sus rituales de belleza son sencillos y que "desmaquillarse bien a diario" es su máxima para el cuidado de la piel.
- Utiliza una hidratante fresca y ligera adaptada a su edad.
- Exfolia una vez por semana para mantener luminoso el tono.
- Aplica máscara, ¡siempre! Aunque se levante con sueño, nunca la olvida, porque ilumina su mirada.
- Cuida sus pierdas; le gusta enseñarlas por lo que intenta mantenerlas suaves y tersas.
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