Pone el ‘alma’ a Iván en El internado y no le faltan proyectos para el próximo otoño, cuando la serie dirá el adiós definitivo a la pequeña pantalla.
Su cuerpo se ha paseado por las páginas de más de una revista de moda e incluso se ha subido a la pasarela Cibeles. Y razones no le faltan. El actor Yon González gana en las distancias cortas, pero no sólo por el atractivo físico que le ha convertido en forro de incontables carpetas adolescentes sino, sobre todo, por su trato cercano, amable y simpático. Virtudes que, junto a su profesionalidad, le llevaron hace cuatro años a meterse en la piel de Iván en El internado, una escuela que cerrará para siempre sus puertas en octubre (las emisiones arrancan este lunes) aunque su mochila carga ya con varios proyectos. “Me da un poco de vértigo, pero yo sólo sé que me voy a seguir dejando el alma en cada personaje”, advierte.
¿Cuántas veces le han preguntado en las últimas semanas por el final de El internado?
Unas cuantas (risas), pero como no puedo decir nada… Lo bonito de esto es que la gente lo vea y se sorprenda.
Ha habido mucho hermetismo alrededor de los guiones y las tramas de la serie para que no se filtrara nada en absoluto sobre los últimos capítulos.
Sí, es el sistema de seguridad que tenían para que nadie se enterara de nada. Te mandaban un coche a casa con el guión y te lo daban poco tiempo antes del rodaje.
¿Cómo lograba entonces prepararse para cada episodio?
Pues metiendo muchas horas. De todos modos, como ya son casi cuatro años de la serie, tienes el personaje incorporado y estudiar es bastante más fácil, las ideas te vienen más rápido. Al final trabajas casi doce o catorce horas al día, te vas a casa y sigues estudiando otras dos o tres. Es mucho curro, pero es maravilloso.
Parece que ha sido como estar interno de verdad en un colegio pero de actores.
Ha sido una escuela donde hemos aprendido mucho. Somos actores jóvenes que no teníamos experiencia y nos probaban para ver hasta dónde podíamos llegar y cómo respondíamos. Yo me lo tomaba cada día como un reto nuevo a superar, y por eso mi personaje ha crecido tanto.
¿Qué lecciones profesionales ha sacado de este ritmo frenético?
Toda la caña que tienes encima te ayuda a resolver. En las series, en general, vas a resolver porque el tiempo que tienes para prepararte el papel es poco. Ahora, cuando cojo uno nuevo tengo ese punto a mi favor.
Tras rodar el último capítulo, echaría de menos esa adrenalina…
Sí, me pasó, era como un ‘¿qué hago ahora?’. La verdad es que pensaba en que iba a tener tiempo libre, que tenía que coger de nuevo las riendas de mi vida.
Confiado e inocente
Una vida donde acaba El internado pero le aguardan diferentes proyectos. ¿Cómo recibe que en varios festivales le hayan destacado como una promesa de la ficción española?
Me lo tomo con un poco de vértigo porque yo sólo sé que voy a seguir dejando el alma en cada personaje que haga. Para mí lo mas importante es tener la posibilidad de sorprender a la gente y no repetirme, como en Torrente 4. Al principio estaba acojonado pensando si iba a estar a la altura, pero creo que le he cogido el aire y ha salido bastante bien. Bueno, igual luego la ven y no gusta pero por lo menos es algo diferente a El internado.
En la serie de Antena 3 ha podido también probar diferentes registros ya que Iván, su personaje, tenía muchas caras, desde la del niño rico hasta la del joven que descubre de repente a su verdadera madre. ¿Con cuál se queda?
Me lo pasaba genial cuando, al principio, Iván no conocía a las personas que tenía enfrente y era un chulito que guardaba las distancias. Después cambió el chip porque, aunque sigue siendo Iván, cogió confianza y también me gustaba, porque yo soy también muy confiado e inocente.
De estas siete temporadas, ¿con qué escena se quedaría por su dureza?
Me gustan sobre todo las secuencias fuertes, como cuando ‘el contacto’ estaba a punto de matar a mi madre (María, la actriz Marta Torné). Son secuencias al límite, de dejarte el alma y donde se crea un silencio y un respeto entre el equipo maravillosos.
¿Y alguna que recuerde con cariño?
Cuando rompía con Carolina (interpretada por Ana de Armas) porque es maravillosa y me daba pena.
A su personaje se le complican aún más las cosas -continúa su pérdida de memoria- en esta última entrega. ¿Se agradece este papel sufridor que le ha tocado en la despedida?
Me encanta que me metan una trama difícil y rara, porque es un reto mayor y te involucras más.
Dicen los creadores de la serie que el final será ‘rotundo’ y que provocará más de un lloro. Pero, ¿va a gustar?
Yo creo que sí (sonríe) aunque me imagino que al final habrá de todo: gente a la que sí le guste y otros a los que no.
¿Dónde estaría hoy Yon González si Iván Noiret no se hubiera cruzado en su vida?
Tuve la suerte de embarcarme en El internado pero si no hubiera sido así, seguiría intentando buscarme la vida con cursos e historias para seguir evolucionando.
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